El hombre se ha sumergido en un hedonismo informático. Este, invadió al mundo del periodismo. Cada vez se escribe menos para un público que, a su vez, va perdiendo el interés por leer. Por su parte, esta loable profesión a cada minuto se aprisiona más y más en la dictadura del clic. Los periodistas, obligados por las visitas, tienden a escribir cada vez textos más cortos y se apropian del amarillismo como bandera de guerra, puesto que, la obtención de clics se traduce en dinero y visitas. Para ello, se indaga cada vez menos en el origen del hecho, puesto que manda la inmediatez, reina la velocidad y prevalecen las “Fake news”. De esta forma y gracias a las redes sociales, medios virtuales y, también los “clásicos”, estas noticias infectadas de poca veracidad se esparcen a gran velocidad, cual virus epidémico contagiando a todo quien cliquee y se una a esta llamada dictadura del clic.
Quien creó a la máquina, le dio forma, desarrolló y profundizó hasta llevarla a lo que es hoy en día, la expresión más cercana al Terminator, es a su vez quien se ve dominada por ella hoy en día. Es así, el humano inventó a las cada día más autómatas computadoras y en tan solo unos años, las maquinas dominaron al hombre. Nosotros les ponemos nombres y las mantenemos, es cierto. Sin embargo, ellas marcan el quehacer diario de civilizaciones enteras, organizan el día a día de millones de personas e incluso sumergen al hombre en un sistema tan corrupto como lo es el del hedonismo capitalista; todo ello mediante unos simples clics.
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